Hoy quiero enseñaros cómo cambiar el aspecto de esa mecedora que, tras tantos años, sigue siendo parte de nuestra familia. Sin embargo, como todo en la vida, nuestra decoración y gustos evolucionan, y lo que antes encajaba perfectamente, ahora puede parecer fuera de lugar. ¡Pero claro! Después de tantos años de historia, deshacernos de ella no era una opción. Por eso decidimos adaptarla y darle un nuevo estilo para integrarla en nuestra decoración actual.
Renovar una pieza así no solo es emocionante, sino que nos ofrece dos opciones interesantes:
- Convertirla en un elemento destacado que atraiga todas las miradas.
- Integrarla de manera armoniosa, como si siempre hubiera pertenecido al nuevo ambiente, camuflada, pero con un aire renovado.
En esta entrada, quiero compartir con vosotros cómo reformé esta mecedora clásica, transformándola con un estilo más natural y zen. A continuación, os detallo los pasos que seguí para darle una nueva vida.

Paso 1: Limpieza profunda
La limpieza es esencial para comenzar cualquier proyecto de renovación. En este caso, lo primero fue eliminar la suciedad acumulada durante años, como grasas y polvo. Este proceso no solo deja la superficie lista para trabajar, sino que también ayuda a identificar pequeños desperfectos que necesitarán atención, como rayones, marcas, mordeduras de mascotas o incluso grietas. Tomé nota de todo lo que detecté para no olvidarlo más adelante.
Paso 2: Retirar el barniz
Quería lograr un acabado de madera natural, perfecto para una decoración zen donde predominan materiales como la madera y la piedra, evitando barnices pesados o tonos oscuros. Para ello, utilicé un decapante en gel, aplicándolo en capas. Después de cada aplicación, retiré el exceso de barniz y repetí el proceso una vez más.
Una vez eliminados todos los restos de barniz, procedí al lijado. Este paso es fundamental para unificar el tono de la madera y conseguir una superficie uniforme y lista para el siguiente tratamiento.

Paso 3: Proteger y nutrir la madera
Para proteger la madera y resaltar su belleza natural, opté por un acabado con cera de abeja. Apliqué una capa uniforme de cera, dejé actuar durante 10 minutos y luego la pulí para conseguir un brillo sutil y elegante. Repetí este proceso para asegurar una protección óptima y un resultado espectacular.

El resultado ha sido una mecedora con un nuevo aire, lista para acompañarnos durante muchos años más, pero adaptada a nuestro estilo actual. Espero que os inspire tanto como a mí este proyecto. ¿Qué os ha parecido? ¡Contadme si os animáis a renovar alguna pieza especial en vuestro hogar!